Pero antes de profundizar en cómo prevenir una crisis de reputación en una empresa, déjame darte unas pinceladas sobre la crisis económica inherente al pasado año 2020.
El 2020 ha puesto claramente en evidencia que por lo menos el 80% por de las actividades productivas del mundo han sufrido, en mayor o menor medida, el impacto de un evento extraordinario y devastador como la pandemia del COVID-19.
La crisis generada por el virus ha sacudido fuertemente no solamente la economía de los Países, sino también las de sus ciudadanos.
Desde hace meses, estamos asistiendo a un fuerte incremento a nivel internacional de los fraudes a daños de entidades aseguradoras, bancarias, financieras, telefónicas y de alquiler de vehículos.
¿Qué tienen en común todos esos fraudes acontecidos en estas empresas?
En todos los fraudes se requiere de un documento de identidad del cliente para que las empresas puedan prestar sus servicios.
Son actividades delictivas que en el caso de las entidades bancarias y financieras se traducen en cibercrímenes y solicitudes fraudulentas para la erogación de bienes y servicios que finalmente acaban perjudicando económicamente a los demás clientes, sin tener conocimiento de ello.
¿Y que más está pasando?
En los últimos meses, las empresas están invirtiendo - con fundada razón - en reforzar sus sistemas de defensa informática en todos los procedimientos de accesos a sus servicios online ("behavioural biometric authentication" y "PSD2").
No obstante, poco están haciendo todavía la inmensa mayoría por mejorar sus procedimientos de adquisición de nuevos clientes (KYC), que en muchos casos son bastante laxos en cuanto a la fehaciente verificación de identidad del cliente.
Y más, teniendo en cuenta que estar flaqueando en el control documental, posteriormente puede acabar produciendo daños de relevante magnitud por operaciones delictivas dirigidas al blanqueo de capitales y/o a la financiación del terrorismo.
De hecho, es increíblemente útil recordar que cualquier sistema implementado para incrementar la seguridad de los accesos a los servicios online, se queda totalmente invalidado ya en el "momento cero". Es decir, cuando el cliente adquirido ha exhibido su documento de identidad falsificado.
Y cuando una empresa acaba en la prensa tachada de no haber hecho lo suficiente por prevenir esos perversos acontecimientos, su reputación corporativa queda dañada de forma drástica y relevante.
Además, si llega el momento en el que los clientes se sienten «ciberdesprotegidos» cuando acceden a los servicios online, acabarán valorando otras alternativas que les puedan dar mayores garantías de seguridad en ese sentido.
Según el estudio Weber Shandwick report 2019 sobre "El estado de la Reputación Corporativa en 2020" (“The State of Corporate Reputation in 2020"), la seguridad de los servicios ofrecidos a los clientes ocupa el tercer lugar entre los elementos que contribuyen a crear y consolidar la reputación de una empresa, que es además un indicador de éxito en el mercado.
La reputación corporativa es una cuestión de confianza. Para lograr una buena reputación se necesita mucho tiempo y, paradójicamente, una reputación favorable se puede perder en muy poco tiempo por una crisis que acabe destruyendo esa confianza.
Pero si pensamos que el perjuicio económico causado por un daño reputacional sea el de mayor impacto para las finanzas de una empresa, lamentamos tener que afirmar que eso no se corresponde a la realidad que vivimos.
En ese sentido, nos falta hablar todavía de los daños procedentes de sanciones por incumplir con la normativa nacional e internacional (V Directiva CE) y de las posibles indemnizaciones como resultado de una "class action".
De ambos daños mencionados, el segundo es el que debería hacer temblar a cualquier entidad que se precie.
Del mismo modo que una persona que haya sufrido algún daño y/o perjuicio (que sea físico, económico o moral) causado por una tercera persona puede demandar a ésta para reclamar el pago de una compensación por ello, por el mismo criterio esto vale también para acciones emprendidas en contra de cualquier entidad.
La mayoría de las veces las "class action" o sanciones por acciones legales promovidas contra las empresas del tabaco en los EE.UU. acaban sin progresar porque suelen llegar a acuerdos millonarios con los demandantes, antes de llegar a juicio.
Pero, y si en lugar de hablar de tabaco (que cada año sigue matando centenares de miles de personas en el mundo), hablamos ahora de víctimas del terrorismo islámico.
Efectivamente sí, justo ahora vamos a hablar de ello.
Esta actividad criminal internacional se financia y lleva a cabo sus matanzas también gracias al uso de documentación de identidad falsificada.
Hacen uso de documentos de identidades falsas para conseguir préstamos en las entidades financieras, mediante el blanqueo de capitales generados por otras actividades ilícitas, así como para hacer fraude a las compañías telefónicas, traficar ilícitamente con vehículos alquilados o también se recurre a ellos para amparar el fenómeno de la inmigración ilegal.
En este sentido, ¿sería descabellado pensar que un juez pueda dictaminar sentencia alegando la responsabilidad de una entidad en calidad de «cooperadora necesaria» de un delito de terrorismo?
Lo cierto es que este escenario es cada vez menos improbable.
Es suficiente que esto ocurra una sola vez para crear un precedente y que se extienda el "efecto dómino" a nivel internacional. Sin olvidar que para esta clase de delitos (afortunadamente) no hay prescripción.
Entonces, ¿Cómo nos podemos proteger de estos escenarios adversos?
La única forma de proteger nuestra empresa es operar en la prevención del fraude, adoptando las medidas más avanzadas también para el control documental de la identidad de los potenciales clientes.
Para ello, tras más de dos décadas impartiendo formación a las FFCCS de muchos Países y de colaborar activamente con ellas, ARIKI Group y sus partners han desarrollado "IDspecialist", el sistema de verificación documental más completo y avanzado del mercado internacional basado en la inteligencia de la información.
IDspecialist es un software modular que incluye varias herramientas online para facilitar un riguroso y avanzado control documental. En definitiva, es una solución segura, fiable y rápida para evitarte los estos escenarios adversos que te hemos descrito más arriba.
Si tienes más interés en proteger la reputación corporativa de tu empresa, queremos que sepas que también podemos ayudarte «blindando» los procesos KYC, AML y CFT en la verificación documental.
¿Y qué más?